Domingo huertil en la Vega del Tajuña

Por fin, y después de cuatro meses de preparativos y trabajo ilusionante, se empiezan a ver los primeros resultados de la Huerta de Hebra.

Las verduras primaverales ya están listas para ser cosechadas y degustadas en exquisitas recetas. Para ello, este 14 de abril convocamos una jornada de trabajo colectivo, porque las tareas se empiezan a acumular y el verano nos pide paso dentro de nada. No solo hay que preparar la parcela que albergará las tan esperadas solanáceas, sino que el mantenimiento de la huerta de primavera se hace imprescindible.

Consentimos que las hierbas adventicias convivan con nuestros cultivos, pero nos negamos a que se adueñen de la parcela que tanto esfuerzo nos ha requerido. Por eso, hoy nos centramos en liberar a las dos larguísimas líneas de cebollas y coles que se veían ya gravemente amenazadas.

Mientras tanto, otros nos dedicamos a estercolar la zona que verá crecer los tomates, pimientos, berenjenas, calabazas, zapallitos, etc. este verano.

Después de tres horas de intenso trabajo bajo el sol primaveral de Chinchón, decidimos parar a comer, refrescarnos y descansar. Vino después el tan ansiado momento de la cosecha. ¿Puede haber algo más gratificante que comerte las verduras que tú mismo has ayudado a cultivar? Supongo que sí, pero ahora mismo, mientras saboreo unas ricas espinacas y escribo esta crónica, lo he olvidado.