Hábitat. Acuerdos sobre el diseño físico de Hebra.
La elección del entorno y la arquitectura del proyecto es esencial para cumplir los objetivos que nos hemos marcado: la relación con la naturaleza, el respeto de la individualidad, el desarrollo de proyectos productivos propios, la soberanía alimentaria, la vida comunitaria y la autosuficiencia tecnológica y energética. El hábitat que diseñemos debe estar en coherencia con ellos y debe potenciar Hebra como comunidad productora, consumidora y convivencial.
- Hemos escogido vivir en un entorno rural. El modelo de hacinamiento en las ciudades, que potencia el consumo desmedido, no solo afecta a nuestra salud física y emocional, sino que no va a ser sostenible por mucho más tiempo. Es necesario volver a la tierra, convivir con el medio y proteger la naturaleza. Nuestro hábitat lo queremos en las inmediaciones de un pueblo pequeño (aunque con todos los servicios básicos).
- Hemos acordado mantenernos en los alrededores de Madrid. Queremos mantener la cercanía geográfica con la ciudad por varios motivos: necesidad de tener trabajos asalariados en Madrid, mantenimiento de nuestros lazos familiares y afectivos, y participación en luchas sociales individualmente o como colectivo. Además queremos que Hebra tenga incidencia y contagie a más personas para iniciar proyectos similares. Este acuerdo incluye toda la provincia de Madrid y las provincias limítrofes, priorizando los lugares cuanto más cercanos a la ciudad.
- También queremos incidir e interactuar con el entorno más cercano. Deseamos estar cerca del pueblo en el que nos instalemos, no solo para contar con servicios como médico, escuela, etc, sino para relacionarnos e interactuar con la gente de la zona, ofrecerles actividades y a la vez aprender de ellas formas de vida y recursos que actualmente hemos olvidado.
- En principio acordamos tener un terreno en propiedad, pues es imprescindible que el proyecto pueda ser estable en el tiempo. Pretendemos producir el menor impacto ecológico posible, por lo que valoramos terrenos que tengan ya construcciones que nos puedan servir. También aceptamos la posibilidad de cesión de suelo público, aunque sabemos que en Madrid es muy difícil.
- La comunidad se distribuirá en una zona de espacios personales y otras de espacios comunales. Las instalaciones consisten en edificios horizontales (una o dos alturas) y cercanos entre sí, donde se encuadran los dos tipos de zonas. La concentración de los espacios responde tanto a cuestiones ecológicas (ahorro energético) como económicas, así como un medio de fomentar la vida comunitaria. También deberán existir espacios verdes o ajardinados entre los edificios.
- Hemos acordado que cada persona individual deberá tener un espacio propio (con baño), independientemente de que se creen también espacios de pareja o de otros tipos de relaciones. Para ello proponemos un diseño modular o flexible, de modo que los espacios puedan adaptarse a las distintas situaciones. En Hebra una unidad de convivencia corresponde por tanto a una persona individual.
- Los espacios comunales podrán ser muy variados. Los servicios básicos van a ser siempre comunes: cocina, comedor, lavandería, áreas de trabajo… Por eso los espacios personales no van a contar con cocina propia. Habrá espacios para todo tipo de actividades: biblioteca, salas polivalentes, talleres, espacio infantil… Todo lo que imaginemos y sea viable. También debe haber espacios para los proyectos productivos propios, que aportarán recursos a la comunidad. Uno de esos proyectos será la huerta, pero esta no tiene por qué estar en el mismo terreno.
- El número de personas depende de varios factores, pero para empezar será necesario alrededor de 20. La comunidad puede ir creciendo si el terreno lo permite, hasta un número que podría rondar las 50 personas.
- Nuestra intención es recuperar en lo posible el terreno en el que nos instalemos. Renaturalizar la zona, plantar árboles, cuidar el entorno. Nuestro habitat es solo un granito de arena en el que cambiaremos la vida de todas nosotras de un modelo contaminante, consumista, acelerado y egoísta por una vida en igualdad y que proteja la naturaleza y los recursos que ella nos aporta.